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Alimentación de los fásmidos (insectos palo)

Como ya sabemos, los fásmidos se alimentan de hojas de determinadas plantas. Por norma general la mayoría de especies de insectos palo son polífagas y aceptan al menos dos tipos de planta como alimento. Es importante tener disponibilidad de alimento fresco durante todo el año, sobre todo si se trata de especies que sean polivoltinas (varias generaciones al año). Además algunas especies ingieren mucha más cantidad de alimento que otras y una malnutrición puede desembocar en un menor tamaño de los ejemplares adultos además de la posibilidad de que aparezcan problemas de salud y quizás incluso afecte en el desarrollo de los huevos.

Plantas más comunes para alimentar a nuestros insectos palo

La mayoría de los fásmidos criados en cautividad provienen de zonas tropicales y por tanto se alimentan de plantas que por norma general no encontraremos en Europa. No obstante se adaptan bastante bien a alimentarse de plantas que sí que podemos encontramos con relativa facilidad, ya sean autóctonas u ornamentales. La más popular por ser la que un mayor número de especies parecen aceptar sin problemas son las zarzamoras (Rubus spp.); también otras rosáceas como el fresal (Fragaria vesca), rosales (Rosa spp.), espinos (Crataegus monogina). Otras también comunes y utilizadas para algunas especies de insectos palo son la hiedra (Hedera helix), el aligustre (Ligustrum spp.), el roble (Quercus spp.). Otras menos comunes son el Hipérico (Hypericum spp.), laurel (Laurus nobilis) o algunos helechos. Hay algunas especies de insectos palo, principalmente de origen australiano, que se alimentan de algunas especies de eucalipto (Eucalyptus spp.) que es relativamente fácil de encontrar también por ser una especie invasora. A grandes rasgos esas son las plantas más frecuentes y de todas ellas bastaría con zarzamora, eucalipto, roble, helechos y aligustre para poder alimentar casi cualquier especie de fásmido.

Algunas de las plantas utilizadas:

Dónde obtener las plantas. Precauciones.

Las plantas para alimentar a nuestros fásmidos las podremos encontrar fundamentalmente en el campo, en parques o jardines y en viveros. En cualquiera de los casos hemos de tener especial precaución con los pesticidas, aunque si son plantas silvestres es muy raro que tengan algún tipo de pesticida a no ser que esté muy cerca de campos de cultivo en los que se utilicen.

En el caso de las plantas de viveros es muy frecuente que estén tratadas con pesticidas, por lo que es recomendable ir a uno de confianza para que nos aseguren que no están fumigadas (muchos dicen que no cuando en realidad sí que están fumigadas). Así que en cualquier caso se recomienda comprar la planta al menos 5 o 6 meses antes de utilizarla para que se haya desprendido de la mayoría o todos los restos de pesticidas que puedan llevar. Por este y por otros motivos, por ejemplo económicos, no es recomendable hacerse con especies de insectos palo para las que necesite estar comprando alimento constantemente.

A la hora de recolectar alimento del campo, quizás la mayor precaución que debemos tener es fijarnos en que no nos llevemos por accidente algún que otro inquilino no deseado (caracoles, orugas, chinches, arañas, saltamontes, etc.). Por supuesto en ningún caso debemos recolectar plantas protegidas ni en zonas protegidas.

Por norma general es recomendable dar como alimento las hojas maduras puesto que las tiernas normalmente contendrán mayor cantidad de toxinas producidas por las plantas como mecanismo de defensa.

Las zarzamoras son las más utilizadas para la mayoría de fásmidos y por suerte también es la que presenta una mayor distribución en Europa. Así que es raro que no tengamos alguna relativamente cerca, sobre todo en zonas húmedas. La precaución que debemos tener es principalmente en su manipulación para no pincharnos. Aunque con la práctica se puede evitar con relativa facilidad, la opción más fácil y efectiva es utilizar unos guantes de podar para manipularla.

El aligustre se encuentra con relativa facilidad en parques y jardines por ser muy utilizada como planta ornamental, tanto especies arbóreas como arbustivas formando setos. Otras frecuentes en jardines son la hiedra y los rosales. Especial precaución a pesticidas. Si ha observado en alguna ocasión que han sido fumigados, nunca los utilice como alimento. Aunque haga tiempo que no se traten y los lave, algunos pesticidas sistémicos persisten durante mucho tiempo en el interior de la planta. Un buen método, aunque no fiable al 100% es observar si las hojas están mordisqueadas por algún otro insecto. Una planta perfecta y brillante es la mayor candidata a estar fumigada.

El eucalipto también se encuentra con relativa facilidad tanto en parques como en el campo. Pero no todas las especies de eucalipto son aceptadas como alimento, o al menos es lo que he observado en algún caso. Por ejemplo con ninfas de Diapherodes gigantea he probado a darles 3 especies de eucalipto distinto y sólo se alimentaron de uno de ellos (concretamente de Eucalyptus camaldulensis). Los otros dos ni los tocaron y acababan muriendo si les dejaba únicamente esos (Eucalyptus torquata y otra especie que aún no he identificado).

Cambios y disposición del alimento en el terrario.

Antes de meter las plantas al terrario se deben lavar bien para eliminar suciedad, contaminación, restos de algún pesticida superficial o inquilinos que hayan conseguido llegar ocultos.

Una vez lavadas se prepara un recipiente, por ejemplo un bote de cristal, llenándolo hasta la mitad con agua e introducimos los tallos que vayamos a utilizar. Posteriormente se tapan bien los huecos que queden para evitar que los fásmidos puedan caer en el interior del recipiente y mueran ahogados (especialmente las ninfas). Una vez listo se puede realizar una pulverización fina de agua (evitar aguas con mucho cloro) sobre las plantas y finalmente meterlas al terrario; los fásmidos beberán de las gotas que queden en las hojas. No es recomendable pulverizar directamente sobre los fásmidos, principalmente por las ninfas muy pequeñas, que pueden ahogarse con gotas que les queden adheridas en la cabeza.

Generalmente lo ideal es que el alimento ocupe gran parte del terrario pero asegurándonos que queden huecos suficientemente grandes como para que los fásmidos puedan mudar y desplazarse entre las ramas sin ser dañados ni quedar atrapados. En el caso de plantas con espinas la precaución ha de ser mayor puesto que una herida por desgarro difícilmente será subsanable. En el caso de insectos hoja es más común este tipo de incidentes que en el caso de insectos palo, debido a que su abdomen es mucho más ancho.

Es importante que el terrario sea de un tamaño adecuado a cada caso para evitar malgastar alimento. Por ejemplo si se mantienen ninfas pequeñas, las cuales consumen poco alimento, en un terrario demasiado grande con poco alimento se pueden producir muertes por el hecho de que las ninfas deambularán por el terrario y no encontrarán tan fácilmente el alimento (suena estúpido, pero ocurre). En cambio, si llenamos el terrario de alimento como se recomendó anteriormente, la mayor parte de este se desperdiciará debido a que se secará antes de haber sido consumido.

También es recomendable que no queden ramas horizontales o inclinadas cerca del suelo porque si alguno decide realizar la muda desde ahí y toca el suelo a mitad del proceso, hay peligro de que no la finalice correctamente y sufra malformaciones o incluso muera.

Es importante tener vigilados a los fásmidos durante el cambio de alimento, especialmente a las ninfas, que suelen ser más activas y se escapan con facilidad si tienen la oportunidad. Y por supuesto, si son adultos capaces de volar, las ventanas siempre cerradas.

Al terminar de realizar limpiezas o cambios de alimento en el terrario se recomienda lavarse bien las manos.

Cómo mantener el alimento fresco el mayor tiempo posible

Es importante que nuestros insectos palo e insectos hoja tengan siempre alimento fresco y lo ideal es poder reponerlo cada pocos días. Esto en muchas ocasiones no es posible o cómodo ya que el obtenerlo puede suponer conducir varios kilómetros hasta la fuente de alimento más cercana. Por norma general las plantas aguantarán frescas en el terrario una media de 4 o 5 días, dependiendo de la especie e incluso en ocasiones del ejemplar o madurez del tallo. Hay plantas como los Eucalyptus spp. que se secan en apenas 2 o 3 días normalmente y con el peligro de que aparentemente parece fresco; se debe tener precaución en estos casos.

Para lograr que las reposiciones sean lo más espaciadas posible se puede optar por varios métodos, siendo el más efectivo el cambio de agua de los recipientes a diario para eliminar microorganismos perjudiciales. Además se puede cortar aproximadamente un centímetro del tallo cada dos o tres días para aumentar más la duración. Es un método que requiere dedicación, sobre todo si se ha de hacer con demasiados terrarios, pero permite mantener alimento fresco casi un mes en el mejor de los casos, con lo cual nos permitirá recoger más cantidad de alimento de una vez y por tanto hacerlo con menor frecuencia.

Otra opción es mantener reservas de alimento en el frigorífico o el congelador, pero normalmente durará fresco únicamente dos o tres días desde que sea descongelado.