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Incubación de huevos de fásmidos

Cada criador tiene sus métodos y preferencias, por lo que en esta sección trataremos el tema desde nuestro punto de vista y experiencia. Esto no implica que sea la única manera de hacerlo; tan sólo es nuestro modo de hacerlo.

Los huevos de los fásmidos requieren determinadas condiciones para desarrollarse y nacer correctamente, por lo que suele ser necesario incubarlos para conseguirlo. Aunque por norma general suelen utilizarse las mismas condiciones para incubar los huevos de distintas especies, hay casos en los que se deberán realizar ciertos cambios o tener precauciones especiales. A continuación se mencionarán y comentarán brevemente los principales puntos a tener en cuenta bajo nuestro punto de vista, así como algunos ejemplos de incubadoras caseras o improvisadas.

Factores a tener en cuenta en la incubación de los huevos de fásmidos.

Humedad: En nuestra opinión, el factor más importante. Los huevos necesitan estar hidratados y una falta de humedad secará el interior, provocando la muerte del embrión. Con hidratar nos referimos a una alta humedad relativa, nunca a sumergir los huevos en agua porque se “ahogarían”. Los huevos necesitan obtener oxígeno del aire y lo hacen a través de unos pequeños poros, por eso hay quien dice que "respiran". Una correcta humedad también es importante durante la eclosión, para que la ninfa no quede atrapada a medio salir del huevo. Por ello les proporcionamos una humedad constante que suele rondar el 70-80%, sobre todo para especies que habiten en selvas tropicales.

Al igual que la falta de humedad es un problema, un exceso también puede serlo porque favorecerá la aparición de moho, que acaba entrando al interior del huevo y provocando la muerte del embrión. Un buen método para evitar grandes problemas con el moho es disponer los huevos de manera que no estén en contacto entre ellos, así en caso de que aparezca moho en alguno de ellos, tendremos tiempo de verlo y eliminarlo antes de que se propague al resto.

Temperatura: Aunque la temperatura de incubación suele influir sobre todo en la velocidad con la que se desarrolle el embrión (a más temperatura los procesos metabólicos se aceleran), también se debe mantener dentro de un rango que variará en función de la especie. No obstante, por norma general con una temperatura de entre 20º y 25ºC solemos obtener buenos resultados para la mayoría de fásmidos. Hay que tener en cuenta que si para conseguir la temperatura adecuada recurrimos al uso de calefacción o aire acondicionado por ejemplo, la humedad disminuirá considerablemente.

Ventilación: Como se ha comentado anteriormente, no se deben incubar los huevos en un recipiente totalmente cerrado porque necesitan oxígeno atmosférico. En caso de hacerlo es necesario que se abra para ventilar cada pocos días.

Higiene: Si se mantiene una buena higiene en las incubadoras dificultaremos el que aparezca moho, ácaros, etc., que se alimentarán de los huevos que incubemos e incluso en ocasiones serán perjudiciales incluso para nuestra propia salud.

Extraer huevos del terrario

Como ya se ha comentado en el apartado de terrarios para fásmidos, por diversos motivos es recomendable extraer los huevos del mismo para incubarlos a parte. Lo normal es que, cuando se limpie el terrario cada semana, se aproveche para separar los huevos del resto de materia y se pasen a la incubadora. Es importante saber diferenciar los huevos de los excrementos ya que en ocasiones pueden parecer similares si no se tiene experiencia. Además en muchas especies de insectos palo los huevos son muy pequeños y extremadamente frágiles, por lo que se rompen con facilidad y es necesario separarlos con pinzas. Hay que tener mucho cuidado de apretar lo justo para sujetarlos pero sin someterlos a demasiada presión.

Se recomienda que se incuben sólo el número de huevos necesario para sacar adelante una nueva generación y el resto se destruyan. Chafarlos es, en nuestra opinión, el método más fiable. Esto se hace para asegurar que no se desarrollen y nazcan en otros sitios desde los que tengan acceso a nuestros hábitats. En cualquier caso, como en ocasiones puede pasarnos desapercibido algún huevo entre los excrementos, lo mejor es someter a estos procesos de “destrucción” al conjunto de restos tras separar los huevos. Aunque las probabilidades de que los insectos palo tropicales sobrevivan en nuestro medio sean muy escasas para la mayoría de casos, no es imposible que lo hagan. Así que es nuestra responsabilidad asegurarnos de que ningún insecto palo pueda llegar de alguna manera a nuestros ecosistemas y se conviertan en especies invasoras. En muchos casos la basura acaba en vertederos que están al aire libre.

Incubadoras para fásmidos

Aunque existen incubadoras comerciales para otros tipos de animales que podrían servir, no merece la pena gastar tanto dinero y menos teniendo en cuenta que podremos construir una improvisada con materiales baratos y fáciles de encontrar. Hay multitud de versiones y métodos de incubación pero nos centraremos en los que utilizamos nosotros.

Tupper con papel absorbente: Es uno de los métodos más usados por la mayoría de los criadores de insectos palo, tanto principiantes como veteranos. Es muy básico, consiste en una caja de plástico tipo tupper donde introducimos papel absorbente y encima colocaremos los huevos separados entre ellos. En el centro del tupper un tapón de botella con algodón o papel húmedo, el cual nos dará la humedad necesaria para la incubación.

Una variante de este método es sustituir el papel absorbente por otro sustrato húmedo, como turba, vermiculita, fibra de coco, etc. Suele emplearse para fásmidos que requieran unas condiciones algo más exigentes en cuanto a humedad. Al colocar el sustrato húmedo no hará falta introducir ningún tapón, tan solo habrá que controlar la humedad del sustrato y añadir agua cuando haga falta. Los huevos podrán colocarse encima del sustrato o directamente enterrados. Personalmente no me gusta este método porque al estar los huevos directamente sobre el sustrato húmedo, las probabilidades de que enmohezcan son mucho mayores.

El método de incubación con alta humedad: Este método se ha popularizado gracias a Bruno Kneubühler, un experto criador de fásmidos. En inglés llamado HH-Incubation method, y lo explica detalladamente en la web phasmatodea.com.

Resumiendo, el método consiste en tener un recipiente grande con una zona de ventilación en la tapadera, en el que meteremos papel húmedo y sobre él colocamos los recipientes más pequeños con arena de sílice sobre la que estarán los huevos de las distintas especies, como se observa en la foto.

Personalmente, no me gusta humedecer el sustrato sobre el que deposito los huevos ni utilizar colémbolos para combatir el moho ya que hay casos en los que han dañado también a los huevos que incubamos. También es recomendable que haya ciclos de luz y oscuridad para que algunas especies de insectos palo eclosionen sin problemas. Esto se debe a que, en base a las observaciones parece que de algún modo, determinadas características de luz inducen a que lo hagan (amanecer, atardecer, noche o día).

Las principales ventajas de incubar en arena de sílice son que en teoría es un material de pH neutro, fácil de lavar y reutilizar. Suele ser más barato que la vermiculita o la turba. Con vermiculita y/o turba es más probable que aparezca moho, cosa que por ahora no me ha pasado con la arena de sílice.

Conclusiones y puntos a tener en cuenta:

Eclosión

Las ninfas se encuentran enrolladas dentro del huevo y saldrán por el opérculo del mismo. Es un momento muy delicado y peligroso para los fásmidos ya que muchas cosas pueden salir mal si las condiciones no son las adecuadas. Por ejemplo una falta de humedad puede provocar que no pueda desprenderse correctamente del huevo y quede atrapada por una o varias extremidades, como ya se ha comentado anteriormente. Si queda atrapada por una pata, podemos coger el huevo con mucho cuidado e intentar introducir una gota de agua en el interior del mismo para reblandecerlo. El objetivo de esto es ayudar a que pueda terminar de sacar la pata ella sola si acaba de nacer, o tirando con mucho cuidado de ella con unas pinzas si no lo logra. No obstante corremos el riesgo de que se desprenda de la pata por autotomía o porque no haya endurecido aún su exoesqueleto. Si queda atrapada por varias extremidades se complica la cosa porque normalmente, aunque logremos extraerlas del huevo sin dañarlas, ya estarán deformadas y el fásmido no podrá desplazarse y morirá.

Hay insectos palo que parecen ser más propensos a tener problemas de este tipo y quedar atrapados. En esos casos puede ser útil utilizar musgo, como comenta Bruno en su artículo sobre incubación, puesto que así ayuda a las ninfas a desplazarse a través de él, dejando atrás el huevo. Yo he utilizado con Lopaphus sphalerus un liquen de morfología similar a la del musgo y por ahora he obtenido buenos resultados. Lo rompo parcialmente para que la maraña no sea demasiado densa y puedan moverse a través de ella. En mi opinión prefiero utilizar liquen debido a que el musgo alberga a muchos más microorganismos que lo utilizan como hábitat (y quizás alguno sea perjudicial) además de que desde un punto de vista ecológico, se daña más el medio ambiente con su extracción por tener un lento crecimiento y ser más escaso en muchos sitios.

Cada mañana observo las incubadoras para comprobar si ha nacido algú fásmido y vigilar que no aparezca moho. En caso de que haya nacimientos, suelo esperar 24 horas antes de sacarlos y meterlos en el terrario correspondiente para no provocarles estrés nada más nacer y para asegurarme de que tienen la cutícula endurecida. Esas 24 horas sin alimento no suelen ser problema ya que de todos modos por norma general tardarán unos días en comenzar a alimentarse.